jueves, octubre 28, 2004

La cima del cielo

Una de las cosas que mas disfruto hoy en día es sentarme a fumar un cigarrillo mirando las estrellas con buena música y un trago, seria mejor si lo hiciese con alguien para poder hablar cosas de la vida o boludeces, pero poder contemplar esa tranquilidad para mi es buenísima y seria perfecto si fuese mirando el horizonte en el mar escuchando el sonido de las olas. Esa es mi paz, me transporta al igual que la música.
Todos saben que no me gusta en absoluto la arena, por eso casi nunca voy a la playa pero en ese momento desaparece la arena. El mar hace que todo a mí alrededor se vuelva invisible.
También hoy les voy a hablar de algo que es o puede llegar a ser maravilloso.
Un beso, ese que hace que sientas que tocas las estrellas con las manos, que hace que sientas mariposas en el estomago, el que tiene música propia, que logra correr un escalofrío por el cuerpo, que te saca las ganas hasta de respirar, ese que no sucede muy a menudo pero cuando llega no quieres que termine nunca pero cuando termina te deja con los ojos cerrados por unos instantes tratando de regresar el alma la cuerpo, porque sentiste que salio volando, es ese que hace que te enamores. Ese beso no se busca, llega solo y en el momento menos esperado, porque? Porque, si lo esperabas, no causaba esa revolución, estarán pensando en miles de besos, no me refiero a los besos apasionados o bellos que tuvimos, hablo de ese beso único que no olvidamos, pueden haber miles de besos pero todos son diferentes, mejores? No se, pero la sensación de la que hablo es incomparable, tanto que se me hace difícil de poder explicarla, pero el que me entendió es porque lo vivió, por eso les digo que cada vez que den un beso lo hagan con todo el sentimiento posible, entréguense, cierren los ojos y no piensen, sientan.
Bésense mucho, se me cuidan.